A JUANITA
¿Sabes tú por que exclamo
cuando te miro:
¡Ay! Quién se hubiera muerto
siendo chiquillo?
Porque me matas
de tus hermosos ojos
con las miradas.
Y más vale mil veces
morirse niño,
que sufrir ahora grande
tanto martirio;
que el que se muere,
como tú bien lo sabes,
ya nada siente .
Si supieras, Juanita,
cual atraviesan
mi corazón tus ojos
como dos flechas
no te reirías,
cuando digo que es verte
“La muerte misma”.
Más no quiero por esto
que te imagines
que a mi me desagrada
que tú me mires.
Mírame siempre,
aunque con tus miradas
me des mil muertes.
Distantes de este suelo
yo te vi un día,
cuando tú eras apenas
muy tierna niña;
Y desde entonces
tus ojos penetraban
mi alma de joven .
Yo no puedo olvidarme
de aquellos tiempos,
aunque me encuentre ahora
ya casi viejo;
y todavía,
no sé lo que me pasa
cuando me miras.
Es por eso que al verte,
siempre repiten
mis labios las palabras
que ayer oíste.
Por eso digo:
¡Ay! ¡Quién se hubiera muerto
cuando chiquillo!